Cuba lleva más de 47 años expulsada por decreto de la OEA ( Organización de Estados Americanos ), casi tantos años como los que lleva plantando cara (con sus aciertos y errores) al imperio, y es que como bien reza el “manual” eso que nosotros llamamos revoluciones, no son más que procesos de carácter socialista, abocados inexorablemente a avanzar y retroceder, a afianzarse y contradecirse así mismos de forma continua, y son precisamente la superación de las contradicciones la base de la cual bebe el verdadero avance de la Revolución.
Y es que ayer, los cancilleres americanos, reunidos en Honduras a propósito de la
39 º Asamblea General de la OEA, aprobaron por consenso (EEUU incluido) dejar sin efecto el decreto que por motivos ideológicos mantenía a Cuba expulsada del organismo, tras la petición que elevaron varios países de Latinoamérica.
Esta “victoria”, consenso o reconocimiento “internacional”, o como queramos llamarlo, del derecho de Cuba a estar representada en la OEA, choca frontalmente con el mantenimiento del brutal bloqueo de EEUU( condenado cada año por la inmensa mayoría de la Asamblea General de la ONU).
Pero sobretodo choca con la decisión de la administración estadounidense (el terrorista internacional más famoso del mundo), que bajo la dirección del departamento de estado que dirige Hillary Clinton, de volver a incluir en su informe de 2009 presentado el 30 de abril del presente año, a Cuba en el listado de países que apoyan y refugian el terrorismo, junto a Irán, Sudán y Siria, listado del que misteriosamente desaparece en relación al año anterior Corea del Norte. Curioso si tenemos en cuenta la escalada nuclear y beligerante en la península Coreana.
El informe en cuestión, que no deja títere (socialista claro) con cabeza, critica especialmente a Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, por su supuesto “apoyo implícito” a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejercito del Pueblo (FARC-EP).
Pero no hace falta que Obama se ponga nervioso, porque los “peligrosos” cubanos, orgullosos, coherentes, dignos y atrevidos, ya han anunciado que nunca regresarán a la OEA, un organismo al que califican de “anacrónico, antidemocrático y supeditado a los intereses de EEUU”.
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